lunes, 27 de febrero de 2012

El infierno sirio

26.02.2012

En enero de 2011 empezó “el despertar árabe”. Como pilló por sorpresa al mundo, no dio tiempo a que nadie interfiriera en su primer retoño: la revolución tunecina. Ha sido el único caso limpio y pacífico en que el pueblo se ha manifestado expresando su rechazo a un dictador y este ha huido. Los demás procesos han estado plagados de interferencias y manipulaciones de unos y otros lados; y de ahí la violencia y los muertos. Y Siria no es una excepción.

Lo que acontece en Siria ha evolucionado desde un escenario de represión violenta de manifestaciones pacíficas por parte de un régimen autoritario en marzo de 2011 [como venían haciendo todos los dictadores de la zona, y como siguen haciendo dictadores-monarcas como los de Bahrein] a un escenario de guerra civil que es el que se vive en la actualidad.

¿Por qué ha degenerado y cómo?

1. Primero, los errores cometidos en Libia han privado a Occidente de los mecanismos eficaces legales para actuar en Siria. La Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) 1973 de marzo de 2011 concitó el consenso internacional para actuar en Libia en aras de proteger a la población civil, sobre la base de un principio internacional que había costado mucho esfuerzo hacer realidad, el de la “Responsabilidad de Proteger” (R2P). Esa Resolución 1973 consagraba la R2P, llamaba a la mediación internacional y no buscaba explícitamente un cambio de régimen. Al resguardo de esa Resolución, y ninguneando esfuerzos de mediación internacional como los de la Unión Africana, distintos actores internacionales [Francia, Turquía y Catar-Arabia Saudí] se dedicaron a armar a la oposición en lo que pronto fue una guerra civil, que con la cobertura de la OTAN, culminó su objetivo de cambio de régimen en octubre de 2011 tras el asesinato de Muammar Gadafi. Algunos de los países que votaron de buena fe a favor del empleo de la R2P en Libia, se oponen ahora a ser traicionados de nuevo y ejercen su derecho de veto en el CSNU. De ahí que uno de los pocos mecanismos legales eficaces que había para proteger a las poblaciones civiles en caso de violaciones de derechos humanos se haya evaporado.

2. Segundo, la única estrategia seguida por Occidente y los países del Golfo para con Siria ha sido la de arrinconar al régimen imponiéndole condiciones desde la prepotencia. Y el régimen, en términos ajedrecísticos, se ha enrocado totalmente. Desde mayo de 2011 Occidente pedía la dimisión de Assad [y en ese entonces no se pedía la del Presidente yemení Saleh quien contaba con similar número de muertos en su haber]. Más tarde, tomaron las riendas de la Liga Árabe cataríes y saudíes y empezaron a apretar las tuercas (misión de observación que como empezó a dar resultados positivos la retiraron; boicot de productos sirios; suspensión de Siria de la Liga, etc.). Y los países del Golfo tienen su propia agenda: les interesa que el caos se extienda por países como Irak o Libia [pues así no tienen rival en términos de producción de petróleo]; les interesa que Siria esté en manos de sunitas [pues el actual régimen alauita-chiíta es aliado de su peor enemigo: el Irán chiíta]; y les interesa complicar los procesos de democratización del mundo árabe para que prevalezca la idea de que los árabes no están hechos para vivir en democracia y por ende poder ellos, monarquías autocráticas, seguir existiendo felizmente como islotes de autocracia en el mundo.

3. Tercero, la excesiva espera en actuar ha permitido el florecimiento de estrategias subversivas paralelas. Como Occidente era consciente –gracias a cierta sensatez impuesta por la crisis económica- de que no se podía hacer frente a varios escenarios al mismo tiempo, se optó por una estrategia secuencial, primero Libia y luego ya otros. En el ínterin, los actores internacionales más impacientes [nuevamente Francia, Turquía y el binomio Qatar-Arabia Saudí] han ido buscando estrategias alternativas, cada vez más violentas.

3.1. Al principio, Turquía y Francia buscaron imitar el  éxito que había tenido el Consejo Nacional de Transición libio (CNT) [un ente creado cosméticamente para presentar la unidad de los libios, una unidad que en realidad nunca existió como ha puesto de manifiesto el caos existente en ese país en la actualidad]; apoyaron al Consejo Nacional Sirio (CNS), liderado por un sirio-francés; y buscaron que la comunidad internacional los reconociese como únicos interlocutores legítimos, para poder iniciar así un proceso similar al libio. No lo han logrado porque hemos aprendido rápido del caos libio [el CNT no representaba a todos y el CNS tampoco lo hace] y porque el CNS deja fuera a casi todas las minorías del crisol sirio mucho más complejo y tupido que el libio.

3.2. El siguiente intento, auspiciado por Turquía, fue albergar en su territorio a los desertores del ejército sirio y organizar desde ahí la resistencia armada a través del Ejército Libre Sirio. Y en eso seguimos, de ahí la violencia actual, la guerra civil.

3.3. El tercer intento, auspiciado por el binomio Qatar-Arabia Saudí [los dos países ideológicamente más extremistas dentro del mundo sunita, cuya ideología wahabita es la que primero y con más fuerza justifica el yihadismo y el suicido para matar al enemigo] está siendo, desde hace ya varios meses, y deduzco yo que ante la impaciencia de que un Occidente desnortado no esté actuando con suficiente fuerza, la que prima, y se está apoyando financieramente a los yihadistas para que se infiltren en Siria y actúen. Tres terribles atentados suicidas el 24 de diciembre de 2011, el 6 de enero de 2012 y el 10 de febrero lo atestiguan. El propio director de Inteligencia Nacional de EEUU, James Clapper, alertó a mediados de febrero de que Al Qaeda se podría haber infiltrado en Siria. Y aunque no guste recordarlo, Al Qaeda es la heredera de los yihadistas que en los 70 y 80 marcharon a Afganistán a luchar contra los soviéticos, financiados por Arabia Saudí, Pakistán y EEUU. Luego se volvieron contra sus amos, pero ideológicamente siguen siendo wahabis. Entre los yihadistas que están entrando en Siria hay muchos libios, pues no conviene olvidar que una parte importante del CNT libio eran yihadistas, entre cuyos cabecillas está Belhaj, que habían luchado contra Occidente en Afganistán. Primero, nos matan soldados en Afganistán, y en paralelo los apoyamos para que derroquen a Gadafi… Es el mundo al revés. Así nos va.

Esta guerra civil puede cobrarse aún miles de vidas, aunque conviene ponerlo en perspectiva. Libia antes de la intervención se había cobrado unas 6000 vidas, ahora van por los 50.000 muertos [y siguen, pues las represalias y los ajusticiamientos no han terminado]. Así que una intervención internacional solo hará que lleguemos en Siria a los números de escarnio libios.

Llegados a este punto ¿se puede hacer algo? Sí. Pienso que dos cosas: (1) Primero, dejar de aceptar los dobles raseros; medir a todos por la misma vara; y exigir que todos avancen hacia la democratización de sus sociedades. Arabia Saudí reprime duramente a los chiítas en su territorio, pero no les pedimos democracia. Ser mujer en Siria, incluso ahora bajo las bombas, y ser mujer en Arabia Saudí son dos universos aparte. ¿Qué modelo querrán ellas que prevalezca en la región? estoy segura de que el primero. Pedirle a unos que cambien y otros que no, solo hace que fortalecer las rencillas milenarias que existen en esa región. (2) Segundo, darle una oportunidad a la mediación. En Libia se ninguneó desde la prepotencia. Aquí a día de hoy, Rusia tiene contactos con el régimen y con varios de los grupos de la oposición y podría mediar para llegar a una solución de transición negociada. Si se presiona al CNS para que dialogue con el régimen puede funcionar. O al menos se puede y se debe intentar. El problema es la arrogancia de algunos países que quieren fotos de sus triunfos rápidos, por ejemplo, ¿permitirá el orgullo francés pocos meses antes de sus elecciones presidenciales que se ponga suficiente presión sobre el CNS para que dialogue con el régimen a través de los rusos? Que las vidas de los sirios de a pie dependan de los intereses creados de las monarquías del Golfo y de algunos otros actores es triste, pero es la realidad que hemos creado: un mundo profundamente injusto, lleno de dobles raseros y plagado de manipulaciones de toda índole.

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